martes, 24 de mayo de 2011

Nadie quiere ser Director de Colegio

La última noticia proviene de Euskadi, donde en dos de cada tres escuelas e institutos de la red pública nadie quiere ser director. Hace tres años, eso sólo ocurría en la mitad de los colegios, lo que tampoco estaba nada  mal.


 Ya no basta, por consiguiente, ese plus de vanidad que antaño se asociaba a un cargo considerado de prestigio. Tampoco funciona el otro plus, el económico, de 200 a 400 euros mensuales, que lleva aparejado el puesto.
Los incentivos económicos no compensan la responsabilidad del cargo, los conflictos, ni la mayor dedicación laboral que exige cuenta un representante de Educación Primaria. Comprendí el problema al coincidir en una tertulia televisiva con el director de un colegio alicantino al que un alumno le había amenazado con una navaja al cuello. “Lo peor no fue eso
-comentó el sufrido docente- sino la posterior agresión del padre al conocer la sanción que le impusimos a su hijo

Ya ven cómo están las cosas. Se comprende, entonces, que en Navarra 42 de los 59 directores de instituto hayan tenido que ser designados a dedo. En Cataluña, hace dos años no hubo candidatos al puesto en el 43% de los colegios; pero es que un año después la cifra ascendió al 58%.  

.El escenario no puede ser más desolador: absentismo escolar, falta de exigencia académica, morbilidad del profesorado, violencia en muchas aulas, desinterés general por el aprendizaje

Todo esto no responde a ninguna impresión subjetiva. Hace unas semanas, escolares de 57 países se sometieron a las pruebas del cuarto informe PISA para valorar su grado comparativo de conocimientos. En el anterior, España ocupó el puesto 31 en ciencias, el 32 en matemáticas  y el 35 en lengua. Lo peor, con todo, no es semejante fracaso, sino un par de detalles que lo adoban: uno, que nuestro nivel desciende a cada nuevo informe, y dos, que las comunidades autónomas peor preparadas se negaron a participar en las pruebas. Ya me dirán, pues. 

Ante tal panorama, habrá que adoptar medidas imaginativas para invertir la degradación de nuestra enseñanza y no demonizar ninguna de ellas de antemano, desde aceptar el aprendizaje en casa hasta admitir la educación separada por sexos. Mientras esas prácticas no encubran ninguna discriminación soterrada, ¿por qué no experimentarlas?


El gran problema que continuaría pendiente, con todo, es el de la designación de directores de los centros. Ante él, a lo mejor habría que probar la fórmula ya implantada en algunos países de que la dirección sea un cargo específico para profesionales de la gestión, al margen de la carrera docente. A lo mejor, entonces, se encontrarían nuevos candidatos y, de paso, se paliaría el paro de muchos gestores cuyas empresas han tenido que cerrar por causa de la crisis.

Nadie quiere ser director de colegio: Enrique Arias Vega

REFLEXIÓN 
Este articulo aborda un tema, comúnmente tratado en la actualidad , que considero muy importante para el futuro.

En los últimos años, el ambiente de las aulas a cambiado mucho. Se ha dado un gran descenso de la autoridad del maestro, y por tanto del director, hasta llegar a extremos como el que este artículo refleja. Me parece impresionante que un adulto no quiera realizar un determinado puesto de trabajo por miedo a determinadas situaciones con los alumnos.

Es preciso que esta situación acabe cuanto astas pero ¿ como hacerlo?. Debe quedar claro cual es la posición del maestro en el aula y el del director en el centro. Una posición de autoridad y respeto. 

Me parece muy interesante la propuesta de Enrique Arias, pero me gustaría que las cosas tuvieran solución sin  tener que llegar a ese extremo.

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